jueves, 12 de febrero de 2015

Adversidad


A veces en nuestra vida suele suceder que tenemos varias adversidades por las que pasamos.
Puede ser la perdida de un ser querido, puede ser una enfermedad o muchas cosas más. Lo que es real, es que duele en lo más profundo de nuestra humanidad. En efecto, una condición de ser un ser viviente, es que eventualmente tendremos momentos en la que la pasamos mal o muy mal. Generalmente las personas dicen que no debemos concentrarnos en los problemas, que debemos ser fuertes, que confiemos en que las cosas saldrán bien o muchas otras cosas más con la única finalidad de hacernos sentir mejor (en ocasiones para limpiar su conciencia en cuestión de "ayudarte").
Sin embargo, este post no es para hacerte sentir mejor, este post no es para limpiar la conciencia de nadie. Muchas veces se piensa que las cosas que te suceden son porque hay alguna fuerza superior que está haciendo justicia, esto se puede ver en las populares frases que se dicen todos los días; las cosas pasan por algo, todo es para bien, las cosas caen sobre su propio peso, hay un Dios que todo lo ve, etc. Pero esto no siempre sucede, hay cosas malas que le pasan a las buenas personas sin ningún motivo. Hay ocasiones en que las cosas malas simplemente suceden, y no hay un porque o para que.
Ante esta aparente injusticia podemos hacer dos cosas, lamentarse o afrontarlo.


A) Lamentarse: Podemos esquivar la responsabilidad muy fácilmente al echarle la culpa a todas las cosas, personas o situaciones que se nos pueda ocurrir. Esto es lo que la mayoría hace y suele ser una zona de comfort muy eficaz para llegar a ser una persona mediocre. Al echarle la culpa a cualquier persona, cosa o situación lo que ocurre es que nos victimamos a nosotros mismos y eso puede retrasar mucho la acción y la posibilidad al cambio, debido a que al culpar a un ser externo a nosotros, se da por hecho que nosotros no tenemos ningún problema y por lo tanto, no hay nada que cambiar. Si bien es cierto que no siempre es culpa de nosotros y que realmente no es culpa de nadie, el hecho de culpar a los demás no solamente no soluciona nada, sino que entorpece la oportunidad de maduración, atrasa la solución al problema y conlleva una carga de resentimiento muy grande, que a la larga solamente afecta a la salud de la persona que carga con este resentimiento.

B) Afrontarlo: La segunda opción es la menos usada, pero más efectiva para poder salir del problema. Esta opción no le echa la culpa a nadie, sino que busca soluciones. Es más difícil hacer esto, pero sin ninguna duda es algo que hace a las personas crecer, madurar y aprender. En lugar de auto lamentarse a sí mismo, en esta opción, lo que sucederá es que se optará por una actitud en la que no solo se busque una solución al problema, sino que también se planee cómo salir de ese problema y poner ese plan en ejecución.

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